Gamificar el aprendizaje es ya sinónimo de diversión en nuestras aulas. Mostrar la parte positiva y divertida de ir creciendo como discentes y de ir superándonos día a día es fascinante. A través del juego hemos aprendido a ir interiorizando contenido nuevo.
Además, indiscutiblemente siempre es mucho más fácil recordar una actividad diferente que una clase aburrida y sin emoción.
Estudios recientes muestran que para aprender algo es necesario emocionarse. No debería ser una gran revelación, pero una serie de estudios recientes de neuroimagen parecen confirmar que las emociones juegan un papel central en la memoria y el aprendizaje.
A continuación, os mostramos las imágenes de las últimas clases de lengua de algunos grupos de primaria y de cómo hemos estado trabajando los campos semánticos.
Trabajar en equipo y potenciar valores tan indispensables en sociedad como es la coordinación y la organización dentro de un grupo numeroso es mucho más divertido si la finalidad es alzarnos como grupo con el triunfo de poder completar todas las casillas que tienen los campos semánticos que se proponen en el aula.
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